Jason Momoa, el hombre que le da vida a personajes como Aquaman y Khal Drogo es un deportista extremo.
Jason Momoa es bien conocido por su musculoso cuerpo, por sus días como modelo y por sus actuaciones en la televisión y el cine. De hecho estoy casi segura de que la mayoría lo conocen por su papel como Khal Drogo en Game of Thrones (2011) o por su más reciente aparición en el cine como Aquaman durante el filme de Batman vs. Superman (2016).
Sin embargo, lo que quiero contarles hoy sobre Jason Momoa es que más allá de su vida como superhéroe de la Liga de la Justicia, hay un gran hombre que, además de tener un enorme corazón directamente proporcional a su cuerpo, es un gran fanático de los deportes extremos ¡y los practica!
Jason Momoa nació en 1979 en Honolulu, Hawaii, pero creció en un pequeño pueblo de Iowa, en donde no había mucho mas que gente trabajando muy duro. Su mamá lo crió por sí sola, y la verdad es que siempre mostró mucha fuerza y pasión por la vida ante él.
Incluso fue ella quién introdujo a Momoa al amor por el arte y el skateboarding. Y esto es algo que el actor le agradece infinitamente pues dice que gracias al skate encontró su estilo de vida, no sólo por el deporte sino por la música, la comunidad y todo lo que envuelve a esta cultura.
Por otra parte, el actor también es un gran fanático y practicante de la escalada en roca. Él cuenta que la escalada lo hizo afrontar sus miedos, explorar lo imposible, mejorar sus movimientos, confiar en sus manos y encontrar su balance y por eso fue que se convirtió en su pasión.
A través de los deportes extremos, Jason Momoa aprendió a ver la vida diferente y por eso decidió compartir esa inspiración con sus hijos Lola Iolani y Nakoa-Wolf. Él les enseña a patinar y escalar con el fin romper sus límites y lograr que depués ellos sean capaces de practicar cualquier disciplina que les guste sin miedo.
Momoa tiene un sueño, explorar y ver el mundo a través de la escalada, a través de sus pasiones, y lo está logrando, aunque todavía le queda mucho por recorrer.
Lo único que queda es compartir un poco de su historia para inspirarlos.